
En Samaniego, Nariño, la paz comienza a sentirse con obras que dignifican la vida y son ejecutadas por las mismas comunidades afectadas por el conflicto.
Con profundo orgullo, las comunidades del Resguardo Indígena La Montaña, en el municipio de Samaniego, celebraron la inauguración de un tramo de placa huella construido por ellos mismos, como parte del programa Caminos Comunitarios para la Paz Total, financiado por el Gobierno Nacional y acompañado por la Gobernación de Nariño. Las obras, que benefician a las veredas El Decio, Buenavista y Betania, se ejecutaron mediante convenios solidarios en los que hombres y mujeres del territorio participaron activamente, incluso sin experiencia previa en construcción, aprendiendo labores como el armado de acero y el formaleteo.
La iniciativa nació de los compromisos adquiridos en la Mesa de Co-construcción de Paz Territorial, y hoy representa mucho más que una vía mejorada: es un símbolo de dignidad, resistencia y transformación. “Aquí se vivió la guerra y sabemos lo que cuesta la paz. Esta obra no es solo infraestructura, es una herencia para nuestras futuras generaciones”, expresó Jorge Martínez, gobernador del Resguardo. Autoridades indígenas, líderes comunitarios y funcionarios departamentales coincidieron en que este modelo demuestra que la articulación entre comunidad, institucionalidad y Estado sí puede generar cambios reales y duraderos en territorios históricamente olvidados.
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